[...] en estas construcciones el artista puede considerar íntegramente superado el ilusionismo de la representación porque no reproduce en ellas la realidad, pero constata el objeto como valor plenamente autónomo. En las construcciones espaciales del volumen, el creador que trabaja con madera, hierro, vidrio, se relaciona siempre con materiales auténticos y no artificiales. En consecuencia, el problema del espacio tiene, por mediación de su construcción en tres dimensiones, una solución real y no arbitraria como sobre el plano de la tela de dos dimensiones. En una palabra, tanto por las formas como por la construcción y los materiales que utiliza, el artista constituye un objeto auténticamente real.
NIKOLAI TARABUKIN